ARAW1
Mi madre en medio de las nubes
y la lluvia me había concebido,
para verme vagar como las nubes,
para verme llorar como la lluvia.
—Has nacido en la cuna del
martirio—
me dijo en su dolor.
Y al envolverme en los pañales
como río en crecida sollozó.
Es imposible que conozca el mundo
un ser tan desdichado como yo.
Maldita sea para siempre
la noche aquella en que nací.
Traducido por
Jesús Lara, 1945 1.
CANCION DE
AUSENCIA
Estallar quiere mi seno henchido
de amargo llanto
por ti, paloma.
Cuán doloroso había sido vivir
errante,
lejos de ti.
Tus ojos bellos como el lucero de
la mañana,
dan luz a todos.
Mas yo, entretanto, en los
confines de oscura noche
vago perdido.
Todo está triste cuando amanece,
todo está mustio
cuando anochece. Todo está en
ruina.
Tanto de día como de noche una es
mi angustia,
pues no te veo.
El sol asoma, se alza la luna,
me ven sufrir.
Dan luz a todos en su ventura,
pero no a mí.
No hay en el mundo mayor desdicha
que el amar mucho;
la muerte misma, para alejarse,
no basta entonces.
Dime paloma, ¿de qué está hecho
tu corazón?
Por más que fuera de dura roca,
con tantas lágrimas
se ablandaría.
Traducido por Jesús Lara, 1945 1.
A LA VIRGEN
Bella siclla solitaria
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flor de dulce aliento,
ya he vuelto ahora
reconociendo mi extravío
¡recibe a tu hijo desvalido!
De todas las penas aterido
sólo en ti, madre mía, espero.
Por eso, yo, el culpable, el
pecador,
extiendo, hago brotar mis dolores
a tus plantas, inclinándome.
Mi errabunda locura
escóndela con tu manto.
Las heridas que las penas me han
abierto
protegiéndolas con la sombra de
tu traje
las clamaré, como el agua al fuego.
CONSUMACION
Contemplando tu cadáver
mis ojos anochecen, conviértenme
en noche,
padre mío, ante tu muerte,
mi corazón huérfano se estremece.
¿A quién, a quién he de volver,
yo, el acosado, el perseguido por
el gran dolor?
Y también el sol, tornándose
lóbrego,
el corazón me está apretando.
Porque mi Dios, mi Padre, se ha
acabado,
delirante, extraviado, estoy
andando
con mis lágrimas ahogándome.
Porque Jesús, el Todopoderoso, ha
muerto,
el universo, el total mundo,
rechina y tiembla;
los precipicios de roca,
quebrándose y cayendo
vocean mi tristeza;
por su Hacedor gimen.
Tu muerte, Jesús, Padre,
lágrimas de hiel me hacen verter
¿dónde, dónde hay, ahora,
lágrimas aún más amargas
para escalar la cima en que has
muerto
y allí, mortal, mortalmente gemir?
YO, T U POBRE
Yo, tu pobre, vengo
a ti, madre mía, a saludarte
llorando para pedirte
ese tu bondadoso cariño.
Ya estoy aquí, madre mía,
a tus pies llorando,
escúchame, háblame
amando mi pobreza.
Tú te habías enterado, mi madre,
de toditas mis penas,
sufriendo el viento frío,
padeciendo la falta de afecto.
Sólo tú, paloma, con tus alas,
abrígame del frío,
sólo tú en mi padecimiento,
hazme beber, hazme comer.
La que mira todo, madre mía,
ama aún más a mi alma,
criándome bajo tu sombra,
llévame al cielo.
Traducido por
Edmundo Bendezú, 1979 1.
HERMOSA DONCELLA
Hermosa doncella del cielo,
ante ti los ángeles se postran,
tú eres la madre de dios,
la amada de los pecadores.
¿En busca de quién, madre mía,
viniste al mundo de lágrimas?
¿Es a los pecadores
tal vez que has venido a buscar?
¿Por qué razón madre mía
se acaba ya tu cariño?
¿Quizá el que tú buscas
se aleja de ti caminando?
Mira hacia este mundo
con tus ojos de suave brillo,
ya lloro por mis pecados
con mis ojos que enojan a dios.
Eres tú la madre que puede mucho,
es por eso que hoy te busco.
Ilumíname con tu gracia
para librarme de mis pecados.
Traigo a mi alma
aplastada por mis culpas.
Tú ya pues madre llévame
hacia tu hijo el dulce Jesús.
Soy tuyo lleno de pecados,
en el mundo de lágrimas hombre
sufriente,
consumido por las culpas,
en el camino extraviado
delirante.
Cuando llegue la cruel muerte
de mí te acordarás,
la ira de mi dios
hablándole la suavizarás.
La sangre de Jesucristo
se derramó por nosotros,
encargando a la hora de su muerte
a esta mi madre me dejó.
Como la paja apretada hermosa
princesa,
a ti te entrego ya mi corazón,
para que juntos los dos vivamos,
a ti te lo ofrezco.
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